Historia y Personajes

La Revolución de las Reformas

Movimiento insurrecional.
Inició el 7 de junio de 1835.
Finalizó el 1 de marzo de 1836.
Victoria del gobierno constitucional.

Insurrección armada que estalló en junio de 1836, pero que comenzó a prepararse desde el mismo momento de la proclamación el 9 de febrero de 1835 de José María Vargas como Presidente de la República, luego de derrotar en los comicios de 1834 a Carlos Soublette, candidato apoyado por José Antonio Páez. En términos generales, en este movimiento se vieron enfrentadas por el poder dos tendencias diametralmente opuestas, una civilista representada en la figura de Vargas y la otra militarista encarnada en Santiago Mariño. En relación al ideario de los reformistas, los mismos proclamaban la bandera del federalismo y el retorno de los fueros militares y religiosos suprimidos durante la primera presidencia de Páez (1830-1835), a la vez que denunciaban la existencia de una "oligarquía" y de un poder autocrático, que se resumía en la persona de Páez. En la conspiración participaron además de Mariño, Diego Ibarra, Pedro Briceño Méndez, José Laurencio Silva, Luis Perú de la Croix y Pedro Carujo, todos insignes próceres de la Independencia.

Derrocamiento del presidente Vargas

Desde su llegada al poder, José María Vargas tuvo que enfrentarse a una fuerte oposición. Asimismo, Vargas se aisló aún más en el poder, luego que enfrentó al Poder Legislativo con motivo de la aprobación del impuesto subsidiario del 1% para la apertura y mejora de los caminos, puentes y canales principales de las provincias. El choque de poderes entre el Legislativo y el Ejecutivo dejó entrever la fragilidad del proyecto hegemónico que pretendía instaurar la burguesía comercial que había apoyado la candidatura presidencial de Vargas, ya que carecía esta última del control total de las distintas esferas del gobierno y no tenía el respaldo del ejército. Finalmente, ante el paulatino desgaste del gobierno varguista, estalla el 7 de junio de 1835 la insurrección en Maracaibo, proclamando el sistema federal y al general Santiago Mariño como jefe del movimiento armado; aunque este alzamiento fracasa a los pocos días, sólo será el inicio de brotes conspirativos en todo el país. En Caracas, la rebelión estalla en la noche del 7 al 8 de 1835; tocándole a Pedro Carujo, jefe del batallón Anzoátegui y al entonces capitán Julián Castro, poner bajo arresto domiciliario al presidente Vargas. Es en este momento cuando ocurre el célebre diálogo entre Carujo y Vargas, en el que Carujo le dice a Vargas: "El mundo es de los valientes", a lo que contesta el mandatario: "No el mundo es del hombre justo; es el hombre de bien, y no del valiente, el que siempre ha vivido y vivirá feliz sobre la tierra y seguro sobre su conciencia". Al poco tiempo, Vargas y el vicepresidente Andrés Narvarte salen desterrados para la isla de Saint Thomas.

Presidente Vargas
El presidente Vargas fue derrocado y exiliado durante la insurreción
Imagen de ccastaeda221.blogspot.com

Luego de tomado el poder en Caracas, el día 9 de julio de 1835, el jefe militar Pedro Briceño Méndez da a conocer un Manifiesto en el que se condenaba tanto a la Constitución Nacional como al conjunto de leyes promulgadas durante la presidencia de José Antonio Páez, y se plantea que la conducción del proceso de transformación estaría a cargo de los patriotas que años antes habían derramado su sangre en la Guerra de Independencia. Asimismo, se establece un nuevo gobierno con el general Santiago Mariño como jefe superior y con el ya general Pedro Carujo, como jefe de tropas. Luego del control absoluto de Caracas, el movimiento se propagó rápidamente por todo el país, siendo los principales focos revolucionarios el Zulia, oriente y Carabobo. Sin embargo, Páez quien en cierta medida había quedado alejado coyunturalmente de los resortes del poder como consecuencia de la derrota de su candidato Carlos Soublette en 1834; decide en su propiedad de San Pablo a 190 Km de Caracas, apoyar a las autoridades destituidas e inicia su marcha hacia la capital el 15 de julio de 1835. Dado su prestigio militar y su popularidad, al pasar Páez por Valencia, Maracay y La Victoria, incorporó numerosos grupos de milicianos armados y también tropas que al mando del general José Laurencio Silva, habían sido enviadas desde Caracas para combatirlo.

Restitución en el poder del gobierno constitucional

Paéz llegó a Caracas el 28 de julio de 1835, encontrándose con que ésta había sido abandonada por los reformistas. La primera medida que toma es reunir un Consejo de Gobierno, encargando del Poder Ejecutivo al general José María Carreño, mientras una comisión era enviada a Saint Thomas con la finalidad de traer de vuelta a Vargas y a Narvarte. El 20 de agosto de 1835, Vargas recuperó la presidencia de la República. Por su parte, Mariño y sus seguidores se refugiaron en el oriente del país, protegidos por Monagas. Posteriormente, el 3 de noviembre de 1835, Paéz dictó en el sitio de la Laguna de Pirital, un decreto mediante el cual los principales jefes de la revolución en oriente quedaban indultados. No obstante, el 17 de diciembre de 1835, un grupo de reformistas irreductibles bajo el mando de Pedro Carujo tomó la plaza de Puerto Cabello; declarando el puerto en estado de sitio. Para reducir a los rebeldes, el propio Páez intervino en los combates. Carujo fue herido y capturado el 24 de diciembre de 1835, muriendo en Valencia como consecuencia de las heridas recibidas. Finalmente, con el control de Maracaibo el 1 de enero de 1836, y luego con la rendición de Puerto Cabello el 1 de marzo de 1836, llegaba a su fin la contienda armada. Semanas después de haber sido vencida la insurrección, el presidente Vargas enfrentado de nuevo a la mayoría del Congreso, renunció irrevocablemente a la presidencia de la República el 24 de abril de 1836 y luego de las los gobiernos interinos de Narvarte y Carreño, completará el período de gobierno hasta comienzos de 1839 el general Carlos Soublette, quien había sido elegido vicepresidente de la República para el lapso 1837-1841.

Conclusión

Si bien la Revolución de las Reformas implicó el enfrentamiento entre civiles y militares, la misma también fue la expresión de las pugna entre facciones de las clases dominantes de la Venezuela de entonces. En tal sentido, muchos de los militares que participaron como reformistas eran a su vez grandes propietarios que habían sido marginados del aparato político y que habían sido afectados tanto por la eliminación de ciertos privilegios propios de los militares, como la dependencia cada vez mayor en la que se encontraban con respecto a la burguesía comercial. En definitiva, la Revolución de las Reformas además de constituir un enfrentamiento entre dos sectores de la clase dominante de la sociedad venezolana, hacendados contra comerciantes, fue un importante episodio de la lucha del militarismo y el caudillismo.

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